Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

El lavadero de Sarnago

Una de las nuevas actividades del verano de 2020 fue el crear una biblioteca en el lavadero del pueblo.

Se trata de llenar este espacio de libros para todo aquel que quiera acudir al pueblo a leer o coger prestado un ejemplar lo pueda hacer con total libertad y sin el compromiso de devolverlo en tiempo y forma.

La idea surgió para dar salida a la cantidad de libros que hemos ido acumulando los últimos años en la sede de la asociación. Hace como 12 años restauramos lo que en su día fue la sala del ayuntamiento del pueblo y dedicamos esta zona a colocar una exposición permanente con fotos antiguas y de la recuperación de las móndidas así como una pequeña biblioteca. Con los años este espacio se ha ido quedando pequeño dado la cantidad de ejemplares que hemos reuniendo y como físicamente no tenemos espacio decidimos darle otro uso al lavadero que en su día ya habíamos restaurado por medio de nuestras hacenderas.

La oferta es muy variada y abundante lo que hace que nadie pueda decir que no encuentra su tema preferido. Novela, poesía, libros de consulta, literatura infantil, son algunos de los géneros que se pueden encontrar.

Contamos con el civismo de las personas que leen y creemos que esto puede ser otro atractivo para acercarse hasta el pueblo, disfrutar de un paseo, un trago de agua en la fuente y una lectura relajada en la tranquilidad de la sierra.

Desde la creación de la asociación, hace ahora 44 años, siempre nos hemos querido destacar por recuperar el pueblo a través de la cultura y creemos que poco a poco lo vamos consiguiendo.

Con toda seguridad que este no será el ultimo proyecto cultural en el que nos embarquemos.

En 2020, dentro de la mini ruta literaria que creamos por diferentes lugares de Sarnago con textos de Avelino Hernández, Abel Hernández, Fermín Herrero, Julio Llamazares, reservamos la pared del lavadero para este texto de nuestra socia y amiga Isabel Goig.

https://sarnago.com/mini-ruta-literaria-por-sarnago/

Las manos frías, las manos rojas, poca poesía y mucho trabajo. Mujeres todas. Ni vestales, ni poetas: bravas. Serranas, sarnaguesas, que paren, sanan, cuecen y lavan. Manos frías que enmiendan, acarician, bordan y amasan. Manos rojas que lavan y, mientras lo hacen, juntas todas las manos, sueñan y, todos los sueños juntos vuelan, vuelan vuelan…

Isabel Goig

 

Los lavaderos de los pueblos son un a modo de templo laico donde ofician sólo las mujeres, una forma de vengarse de otros templos donde sólo ofician los hombres, aunque en el caso de los lavaderos la tarea sea más dura que en otros recintos. Cosas que les tocan a las mujeres, la dureza de la vida rural. Aunque, salvo raras excepciones, el recuerdo que las mujeres guardan de aquellas jornadas de jabón, tendidos al sol, aclarados y azuletes sea, con el paso de los años que lima las asperezas, bueno, amable y hasta divertido. Era el ágora de las mujeres del mundo rural. Antes de la construcción de los lavaderos, cuando se lavaba a cielo abierto, en arroyos y ríos y debía ser duro en una zona como Soria y sus pueblos, pero la llegada de los lavaderos vino a suavizar un poco la ardua tarea de las mujeres y, de paso, frenar con las paredes la algarabía de las voces contando chascarrillos y cortando trajes a medida.

Desde que en los pueblos se dieron cuenta de que tenían pequeñas joyas aguardando que las miradas giraran hacia ellas, son muchos los que no se han limitado a que fueran restaurados, si no que han hecho de ellos aulas culturales. Recientemente visité el de Navalcaballo, con exposición de fotos antiguas, pero son muchos más: Añavieja, Fuentecantos… y, ¡cómo no! Sarnago, siempre en la vanguardia de las ideas, Sarnago, referente cultural de la provincia, albergue de mentes lúcidas, de esas capaces de no parar nunca pariendo ideas. Y con el eslogan de El lavadero, un lugar donde lavar la ignorancia y aclarar las ideas, han instalado, en las recias paredes de piedra, estanterías repletas de libros bien para llevarse directamente o para cogerlos prestados. En la placa, con dibujo que también aparece en el cómic, puede leerse una frase de Miguel Ángel San Miguel: “La sabiduría es un peligro para los poderosos y la ignorancia su mayor aliado”.

El precioso e interesante espacio fue inaugurado el  lunes, 22 de agosto de 2022, por el escritor Jesús Cintora cuando vino a Sarnago a presentar su último libro ‘No quieren que lo sepas’.

Una oferta cultural más en Sarnago.