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   Las Móndidas el Ramo

Seguramente una de las fiestas más antiguas del Estado. Nadie puede afirmar con rotundidad el pasado de esta fiesta. Hay dos teorías. Una basada en la leyenda de la batalla de Clavijo (año 844), donde el rey Ramiro I de Asturias, ayudado por Santiago Apóstol, vence a los musulmanes, libera esa plaza y acaba con el tributo de las 100 doncellas que todos los años habían de entregar para el harén de los emires árabes. La otra podría remontarse otros mil años atrás, cuando estas tierras eran habitadas por tribus celtibéricas y estas Móndidas fuesen sacerdotisas que hacían ofrenda de flores y frutos a los dioses, con la romanización la entrega se haría a la diosa Ceres (diosa de la agricultura, las cosechas y la fecundidad).

¿Cómo trascurre la fiesta en Sarnago?

Durante todo el día estas mozas van acompañadas, a modo de protección por el Mozo del Ramo. El Ramo debe de ser una rama o copa de arce con tres ramas (simbolismo de la Trinidad?). Se adorna de flores y pañuelos de colores y lleva cuatro roscos de pan azafranado, como azafranado es también la parte inferior donde el mozo sujeta el ramo.

A la mañana, el Mozo del Ramo acompañado por los gaiteros, pasa a recoger a las Móndidas por sus casas. Estas esperan a la puerta y obsequian a los acompañantes con rosquillos y moscatel.

Todos juntos se dirigen a la plaza donde las Mozas Móndidas se colocarán los cestaños en la cabeza y el Mozo del Ramo cogerá la copa de arce. Comenzará una pequeña procesión cívica hasta la iglesia donde espera el cura con el santo (San Bartolomé) (antiguamente también con otra figura, ya desaparecida y con mucha devoción en el pueblo como era la Virgen del Monte). Las Mozas Móndidas y el Mozo del Ramo se arrodillarán ante el santo y dará comienzo a la procesión religioso a través de diversas calles del pueblo. Una vez finalizada la procesión en la iglesia comienza la misa.

A la tarde se volverán a congregar en la iglesia (en estos momentos en el atrio, puesto que el antiguo templo se encuentra derruido), se cantará “la Salve” y con este acto termina la parte religiosa de la fiesta. Se desandará el camino que se ha hecho a primera hora de la mañana y se volverá a la plaza. Es hora de quitarle los pañuelos al Ramo y prepararlo para que pueda entrar por la pequeña ventana de lo que en su día fue el ayuntamiento. Es el Mozo del Ramo el que acerca dicha copa hasta la ventana y los miembros de la Junta Directiva de la Asociación (antiguamente los mayordomos de la cofradía de la Vera Cruz que eran los encargados de la organizar la fiesta) tiran el mismo hacia el interior y el Mozo del Ramo intenta que no entre. Después de un rato el Ramo entra por la ventana con los cuatro roscos de pan azafranados (posteriormente se repartirán entre las Móndidas y el Mozo), estos se retiran arriba y el Ramo es devuelto a la plaza donde se produce una especie de soka-tira entre los mozos del barrio de arriba y los del barrio de abajo con el fin de llevarlo hacia su “jurisdicción”.

Las Mozas Móndidas se desprenden de la Móndida (cestaño) y desde la misma ventana por donde minutos antes ha entrado el Ramo se disponen a recitar sus cuartetas. Durante muchos años estas estaban referenciadas a la leyenda de la batalla de Clavijo (La Rioja), el rey moro Mauregato, el rey cristiano Ramiro. y ya los últimos años van más en el sentido de nostalgia hacia el pueblo, la despoblación, el futuro de este pueblo y del mundo rural. Son un poco más reivindicativas.

Con este acto actualmente se termina la fiesta (quedaría la música…). Antiguamente el ayuntamiento invitaba a los hombres a vino en el local del mismo y esa en ese momento donde se le entregaba al próximo Mayordomo de la cofradía el arbujuelos como testigo del próximo organizador de la fiesta.

Arbujuelos: Rama de zaragato de tres ramas que se recubre con masa de pan azafranado y se cuece. Se monta dentro de lo que es el cestaño de la móndida, “clavado” en la hogaza de pan. En la parte superior se vuelven a juntar las ramas, en el centro irá un ramo de flores a continuación y se montan cintas de diversos colores desde arriba hasta la base del cesto, cerrando todo y quedando la forma de un cono. En otras localidades los arbujuelos quedan a la vista y no se adornan con las cintas multicolores.

Parece ser que era una fiesta que se celebraba en muchos de los pueblos que componían la ex comunidad de Villa y Tierra de San Pedro Manrique. Como curiosidad, y para tener en cuenta en posteriores estudios, diremos que en todos los pueblos donde se celebraba dicha fiesta se conmemoraba el día de la Trinidad (última luna llena de la primavera), excepto en la Villa (San Pedro Manrique) que se celebra el día de San Juan (creemos que esto ocurre desde mediados del siglo XIX).

En la actualidad solo quedan cuatro pueblos donde se sigue con la tradición. San Pedro, Matasejún, La Ventosa y Sarnago. Estos tres últimos pueblos ya no la celebran en su antigua fecha (la Trinidad) y por razones de asistencia de público se han trasladado a las fiestas del verano. Matasejún el 16 de agosto, La Ventosa 15 de agosto y nosotros el domingo más próximo a San Bartolomé (24 de Agosto). No descartamos, en un futuro, volver a celebrarla en su antigua fecha.

Las vestimentas de las mozas son muy parecidas en los diferentes pueblos (alguna con más boato y más adornos y otras más sencillas). Pero lo que de verdad distingue a unas de otras es el cestaño que portan en las cabezas, es ahí donde cada una conserva su idiosincrasia.  Hay una cosa común a todas ellas, tienen que portar pan azafranado (en modo de hogaza, recubriendo los arbujuelos u otra apariencia).

Fue en el verano de 1982 cuando, después de varios años sin celebraciones, y con una gran ilusión, la plaza de Sarnago volvió a vestirse de gala para escuchar las «cuartetas» de sus Móndidas. Las calles parecían otras, al ver pasar las «Mozas Móndidas» y el» Mozo del Ramo» (con su correspondiente ramo, adornado con pañuelos, flores y roscos).

 

Después de 16 años sin celebraciones, por fin el año de 2009 pudimos recuperar esta fiesta tan entrañable y tan nuestra. Las emociones salieron a flor de piel y vimos alguna lágrima. No podemos perder una fiesta con tanta historia y antigüedad como esta, es algo que está en nuestras raíces y en nuestra cultura y que ha sido transmitida de generación en generación por nuestros antepasados hasta nuestros días.

Poco a poco iremos poniendo contenido en este apartado:

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