El segundo día de nuestra semana cultural estuvo dedicado a la presentación de la revista.
Contamos con la presencia del diputado provincial de cultura, el vicepresidente de la Mancomunidad de Tierras Altas, por el alcalde de San Pedro Manrique y nuestro «padrino» Víctor Angulo.
Fue el presidente de la Asociación quien primero tomó la palabra para agradecer a los asistentes y a las autoridades presentes su apoyo. Hizo un repaso a los aspectos más técnicos de la revista y quiso agradecer de una forma más especial a los anunciantes, ya que sin sus aportaciones económicas hubiese sido imposible sacarla adelante; para ello repasó y nombró uno a uno a los mismos.
Pasó la palabra a las autoridades que componían la mesa, donde cada uno de ellos puso en valor el esfuerzo que esta asociación hace en recuperar el pueblo y en sacar esta publicación adelante. Prometieron todo su apoyo, en la medida de sus posibilidades.
Seguidamente pasó la palabra a nuestro anfitrión que quiso hablar sobre lo que en si era la protagonista de la tarde (LA REVISTA), para ello se apoyó en el texto que reproducimos a continuación.
Víctor Angulo
La última vez que estuve en Sarnago fue en febrero de 2020, antes de la pandemia, una tarde cálida de invierno, primaveral casi, muy distinta a la de hoy. Entonces no había nadie y hoy el pueblo está lleno de gente. Aunque sólo sea por ver esta plaza llena de vida da gusto venir hasta aquí. Quiero, por todo ello, mostrar mi agradecimiento a la Asociación de Amigos de Sarnago me ha invitado a la presentación del último número de su revista.
Cuando pienso en Sarnago en realidad me gusta referirme a este pueblo de las Tierras Altas como el Ateneo de la despoblación. Son tantas las actividades culturales que se realizan, tantas las personas que desde el ámbito de la información y la cultura se acercan hasta aquí al cabo del año, tantas las propuestas y actividades que se realizan, que el término de despoblado se queda corto.
Sarnago en sí mismo genera interés; pero a su vez es un generador de ideas con las que se ha intentado conservar y revitalizar el pueblo. Entre ellas destaca su revista. El número que hoy presentamos es el 16 y está formado por más de 80 páginas. Son muchas las personas que participan en ella y que han colaborado a lo largo de su andadura. Muchas las que la han visto nacer y crecer, porque la revista de Sarnago ha acabado por ser un referente entre las publicaciones periódicas que se editan en Soria. ¿Su secreto? La pluralidad de propuestas. En ella se recogen las actividades realizadas por la Asociación de Amigos de Sarnago a lo largo de este año, entre las que destacan la conversión del lavadero en biblioteca, la construcción de un espacio coliving o la celebración de sus fiestas con la recuperación de sus Móndidas y del Mozo del Ramo.
La revista también incluye reseñas de libros como Vagalume de Julio Llamazares, Huellas de Soria de Isabe Goig Soler o La Universidad en Mérida de Valentín Carrascosa López. Incluye algunas composiciones poéticas de Miguel Ángel San Miguel y Gaspar Ruiz, y diferentes textos caracterizados por su variedad temática y diversidad focal. Hay distintas colaboraciones de Isabel Goig Soler, pilar habitual de la revista y de la Asociación de Amigos de Sarnago. Textos también de Carmelo Romero, de Manuel Vallejo Pérez, de Faustino Calderón, de Jesús Vasco Pérez, de José Antonio San Miguel, de Eduardo Aznar Martínez, de Raúl Conde Suárez, de Javier Sánchez Hidalgo, de César Ridruejo, de Mª Jesús Miguel Lafuente, de Angelines Mercader, de Eduardo Sarnago Esquíroz, de Santiago Cantalapiedra Alcoceba, de José Mª Carrascosa, de Javier Martínez Romera, de Javier Mozas Hernando o de Abel Hernández, autor sarnagués al que yo mismo me he aproximado en un breve estudio en el que relaciono la temprana muerte de su padre con la del abandono del pueblo. En el germen de su obra está la búsqueda del padre. La forma que ha tenido de acercarse a él y de legar su memoria a sus nietos, la única forma posible que le ha quedado ha sido a través de la memoria y las costumbres de su pueblo.
Los textos guardan relación con la historia, las costumbres, la literatura o simplemente el paisaje. En el devenir de la Historia lo que a nosotros nos ha tocado es preservar los pueblos, conservarlos y no olvidar sus costumbres y tradiciones. Quienes nos precedieron establecieron una cultura que en lo sustancial se mantuvo intacta hasta hace setenta años. Desde mediados del siglo pasado los pueblos han dejado de ser lo que eran, y lo que a nosotros nos ha tocado es mantener viva la llama de su hoguera, custodiar su legado. En esto, como en muchas otras cosas, Sarnago es un ejemplo.