Viernes 25. Charla trashumancia
Partiendo de la aventura de Carmelo Ujuel se nos ocurrió montar esta charla.
Por la mañana taller de repostería, hicimos cerca de 1000 rosquillos para obsequiar a todos aquellos que nos acompañaron el día grande de la fiesta. Por la tarde interesantísima charla sobre la trashumancia a cargo de nuestro amigo, socio e historiador Miguel Ángel San Miguel, Carmelo Ujuel nos contó su experiencia personal en la ruta de la trashumancia desde Pamplona hasta Sevilla con unas mulas que realizó entre los meses de septiembre y octubre de 2016. También quiso sumarse a este evento Marifé Pérez, en su turno de palabra quiso hacer un homenaje a las mujeres de los trashumantes que se quedaban en los pueblos a cargo de toda la familia y la poca hacienda. Al finalizar , los hermanos Guillermo e Iñaki San Miguel interpretaron la pieza musical que más ha representado la trashumancia (con el tiempo se convertirá en el himno de Soria o de esta tierra. YA SE VAN LOS PASTORES, que fue cantada por todos los asistentes.#sarnago2017
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Marifé quiso leer un mensaje, muy emotivo, que le había enviado su prima Nuria Simón Hidalgo donde describe muy bien la vida de aquellas mujeres. Este es mensaje:
Las mujeres de los trashumantes no eran mujeres de. Eran mujeres enteras por sí mismas, sin preposiciones al lado. Pero la historia roba los lugares creados por las mujeres de piel suave y entrañas fuertes. Sólo son conocidas como mujeres de alguien, esperando la vuelta de esos amores que abandonaban el hogar con sus rebaños de ovejas. Eran ellas las que cuidaban hijos, pueblos y palabras. Sí, esas palabras de las que nacía un lenguaje secreto; el de todas las mujeres que han sido silenciadas por la historia, para ser sólo mujeres que esperan; cuando sus nanas de la cebolla eran cantos mágicos que permitieron que las nuevas generaciones de mujeres que hemos venido después, tengamos en la sangre, su fuerza y en la piel, una suavidad que engaña y, como ellas, con firmeza y perseverancia creamos lugares en silencio. Un silencio que debemos romper hablando de las Perpetuas, las Elisas, las que nos dieron todo lo que somos ahora. Unos cuidaban ovejas y eran llamados pastores, ellas cuidaban a todos y quizá ahora deberíamos darles un nombre. Ese que la historia ficticia niega a las mujeres que, sin saberlo, con sus manos de tierra y espigas hacen la verdadera historia, la historia de nuestras vidas. Nuria Simón Hidalgo |